El origen del olivo se pierde en la Historia de la Antigüedad. Parece haber tenido su origen en el sur del Cáucaso. De allí se extendió hacia Irán, Siria, Palestina, Egipto y demás países del Oriente Medio. Su cultivo parece que se inició hace unos 4.000 años. Con las emigraciones de los Fenicios y Egipcios, fue llevado a los países de las riveras del Mediterráneo.

 

• En Etiopia, en Afar, los paleoantropólogos descubrieron en las rocas polen fósil de olivo de hace más de 3 millones de años, en la zona donde encontraron el fósil de Lucy (Australopitecus afarensis), la primera homínido bípeda (que anduvo erguida), sacando como conclusión que ella, en manada, vagaba por entre bosques de enebros y olivos silvestres.

• En la mitología griega, la diosa Atenea enseñó a los griegos el cultivo y aprovechamiento del olivo.

• Se han encontrado restos fosilizados de hojas y frutos de olivos silvestres en yacimientos de España, Italia y Norte de África.

• En descubrimientos arqueológicos de 2500 años A.C., encontramos referencias sobre el olivo y su aceite, en Mesopotamia (Irak) y en Babilonia 2000 años A.C.

• Se encontraron vestigios de hojas de olivo en la tumba del rey egipcio Tut- anj-Amón 1300 años A.C.

• Los griegos llevaron el olivo a las islas italianas de Sicilia, Cerdeña y Calabria, 700 años A.C. (Antes de Cristo).

• Durante el Imperio Romano, el comercio del aceite de oliva tuvo gran auge 300 años A.C.

El olivo es el árbol longevo, sagrado y milenario. Jesús oró y lloró en el huerto de los olivos.

• En la Biblia se menciona el olivo más de 200 veces y el Corán cita el olivo como el árbol bendito, cuyo aceite es la fuente de la luz.

• En el pasaje del diluvio universal, Noé soltó una paloma y ella regresa trayendo en su pico una rama de olivo, como mensaje del Creador, de paz a los hombres.